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    Mariano Capellino

16/06/2020

Dólares, plazos fijos o cambiar el auto: dónde invertir los ahorros en la cuarentena.

El efecto “dólar blue” abarató los autos, motos, electrónicos. Lo mismo ocurre con la construcción y el turismo. También hay oportunidades en la Bolsa y los dólares alternativos. Un análisis a fondo de cada alternativa.

Cepo, brecha cambiaria, descuentos, cash, cuotas y blue. Estas son las coordenadas que observan los argentinos con el objetivo de volcar sus ahorros o resguardarlos en una economía en recesión y con inflación galopante. Las alternativas van mucho más allá de la compra de dólares, hoy con el cupo de US$200 mensuales, o el plazo fijo tradicional. Consultados por Clarín, economistas, analistas, empresarios y ejecutivos analizaron un amplio surtido de opciones para el uso eficiente del dinero.

Dólar(es)

Nada para un argentino como la tranquilidad del dólar. Pero el ahorro en billetes verdes no es lo que era en estos tiempos de cepo, que impone un acceso híper-restringido y obliga a hacer malabares con múltiples dólares y brecha cambiaria. Una ración de US$200 mensuales por persona es todo lo que se habilita a quien busca atesorar, con un recargo (el “Impuesto Solidario” del 30%) sobre el precio oficial. Son así unos $92 contra un blue en la zona de los $125 y ” dólares alternativos”, que se pueden conseguir a través de la operatoria con bonos en la Bolsa pero que acumulan cada vez más trabas y restricciones.

Ante este panorama, la búsqueda de cobertura cambiaria, aún es posible a través de varios instrumentos. Santiago Abdala, director de PPI, aclara desde un principio: “Con relación al dólar lo primero que hay que destacar es que hoy no hay no hay una alternativa que permita replicar su comportamiento de manera perfecta”. Y enfatiza: “Dicho esto, lo que queda como opción es exponerse a activos cuyo valor se asocie al del dólar”.

“La compra de dólar futuro tanto como los instrumentos atados al dólar o dollar linked(que suelen ser deuda de empresas que pagan en pesos el monto de devaluación más un porcentaje definido), son negocios en pesos que permiten protegerse de una devaluación del dólar oficial”, comenta. Luego describe otras opciones. “Para el inversor individual, hay que tener en cuenta que al final del contrato, cobrará los pesos correspondientes, lo que le permitiría comprar solamente US$200 por mes, y el resto sería una ganancia (o pérdida) en pesos.

Por último, los Cedears son instrumentos que cotizan en pesos pero son el espejo de acciones del exterior (en dólares). Por este motivo, su precio en pesos replicará dos variables: el comportamiento de la acción en los Estados Unidos, sumado a un valor del dólar que surgiría de arbitrar bonos o acciones para obtener dólares, conocido como Contado con Liquidación”.

Plazos fijos

El clásico y tradicional plazo fijo. Siempre presente en el menú de opciones de un pequeño ahorrista argentino. Pero más allá de la familiaridad con el instrumento, la pregunta es si en este contexto resulta conveniente. Hoy la paleta se amplió. Y además de la colocación bancaria estándar (más del 90% a 30 días), también existe una versión atada a la inflación o plazos fijos UVA (con un horizonte mínimo de tres meses) y una modalidad revisada que prevé la posibilidad de “precancelar” a partir del mes, una cláusula que apunta a evitar el vértigo de inmovilizar por 90 días el dinero.

Otra novedad que trajo la cuarentena son las tasas reguladas, lo que implica que las entidades están obligadas a ofrecer un piso de 30% anual en el caso del plazo fijo convencional. En los plazos fijos UVA, la tasa de precancelación solía igualar a la de una colocación un mes, pero hoy es de 26,6 %, es decir, que rinde menos. Juan Paolicchi, analista de Eco Go, pone las cosas en perspectiva: “El plazo fijo es la opción más segura, más conservadora, si bien es también es la de menor rendimiento. Pero están los plazos fijos UVA para estar más resguardado. Hay que tener en cuenta igual una cosa: son a 90 días y si uno decide retirarlo antes tiene que pagar “un peaje”. No es negocio, porque precancelarlo es costoso”.

“El tradicional parece lo mejor para pasar la tormenta. Y quizás con esos pesos que le dio el plazo fijo, si no llega con el sueldo, compra el cupo de US$200. Tuvimos mayo de baja inflación y junio venga probablemente en la zona del 2%. Pero hacia adelante, uno esperaría que la inflación se empiece a acelerar por ende es una inversión de muy corto plazo. Sobre todo si hay un salto discreto en el tipo de cambio. Ahora, si uno tiene un horizonte de un año, ahí sí iría a UVA. Te cubrís de la inflación. No pagás peaje. Y te podés llegar a cubrir incluso en dólares”, concluye Paolicchi.

Bonos y acciones

En plena negociación de la deuda, es difícil seguir el ritmo y descifrar dónde puede haber oportunidades en un contexto en el que además se suman a la ecuación las incertidumbres propias de la pandemia. Pero para quien tiene espalda, esto es, la posibilidad de dedicar parte de la cartera a posiciones que involucran más riesgo, siempre hay apuestas a considerar.

José Bano, gerente de asesoramiento financiero de InvertiOnline, va al grano. “Los precios de los bonos en dólares no lucen muy atractivos. Poca ganancia esperada en caso que la negociación se resuelva positivamente, y mucha pérdida en caso que salga mal”, dijo el especialista y añade: “La situación de los bonos en pesos es otra”, destaca. “Por ejemplo, el bono TC21 está indexado por CER, o sea inflación, y tiene un rendimiento de Inflación más 9,5% anual. Además es un bono corto que vence en julio, por lo que tranquilamente se lo puede tener hasta el vencimiento”.

“Otra alternativa de bonos en pesos son los bonos indexados por tasa Badlar (tasa mayorista) como reemplazo del plazo fijo. En este momento que un plazo fijo rinde 30% anual, un bono como el TB21 tiene un rendimiento anual de 42%, además cada 3 meses paga intereses y vence en agosto 2021”, detalla Bano.

¿Y las acciones? “La situación local con una presunta caída del PBI durante este año que rondaría el 9,5%, hace que la inversión en acciones argentinas sea para inversores dispuestos a soportar turbulencias. Si bien la situación global también es compleja, invertir en acciones extranjeras a través de los Cedears podría ser una buena alternativa. Recordemos que son activos con operatoria local y en pesos pero que pueden ser canjeados por acciones del exterior lo que hace que mantengan un precio vinculado al tipo de cambio producido por la operatoria conocida como Contado con Liquidación. O sea, son en pesos pero dolarizados”.

Construcción

En la construcción, la cuestión macroeconómica es clave a la hora de destinar el dinero. En este momento, los precios de los materiales están retrasados en dólares, lo que representan una baja del costo de la edificación en pesos. Y lo mismo sucede con la mano de obra. Este costo ventajoso en dólar billete es poco probable que se extienda varios años por lo cual marca bien la oportunidad de construir ahora.

Pero ¿qué conviene construir?. “Lo que sea que construyamos hagámoslo rápido porque esta ventaja se irá desvaneciendo con la lógica inflación en dólares”, dice Santiago Levrio Co Creador de Emehome. Por otro lado, el especialista enfatiza que “lo importante es construir y empezar cuanto antes”. Según su visión, las casas suburbanas (que pueden construirse rápido, no sólo en countries, también puede darse en barrios abiertos con la potencia de un eventual PROCREAR y el boleto digital, que permite hipotecar inmuebles sin escritura) tienen un buen potencial, pero no todos los municipios aprueban rápido los planos”, advierte.

“Como consecuencia de la pandemia, si creciera el home office, será en perjuicio de las oficinas céntricas y como consecuencia en las cocheras del centro”, señaló Levrio. Por último, “en el mundo residencial urbano, los edificios pequeños con bajos costos fijos y que otorgan espacios descubiertos propios (conocidos como “PH”) tienen gran ventaja por su escala que permite construirse rápido. Además el producto responde perfectamente a una demanda que ya existía por éstos edificios y que ahora con la experiencia del encierro se acentúa”, dice.

Martín Funes, socio fundador de Meta Desarrollos, explica también: “En este momento la venta de unidades en proyectos inmobiliarios en pozo se presenta como una alternativa sumamente atractiva. Por otro lado, las inversiones en el mercado financiero son de alto riesgo por la volatilidad e incertidumbre del momento, sin embargo los ladrillos se presentan como un refugio de valor seguro, señaló el directivo que hoy comercializa el proyecto Mit Hollywood, donde propone una inversión en pesos y pagadera en 30 cuotas.

Mercado inmobiliario

Los empresarios del sector aseguran que la inversión en ladrillo es una de las más seguras. En este contexto aún más porque algunos proyectan que los precios de los inmuebles registrarán bajas de hasta el 40% tras la pandemia. De acuerdo con la disponibilidad, se pueden comprar cocheras desde unos US$20.000. Si el presupuesto supera los US$50.000 se puede pensar en comprar un terreno y, en el mejor de los casos, “algún departamento de un ambiente en barrios periféricos”, señala Armando Pepe, titular de CUCICBA.

Silvina Capellino, de INMSA Real Estate Investments Company, coincide en que “hoy los activos inmobiliarios en Argentina están sufriendo fuertes bajas” y añade que “si de oportunidad se trata las va a haber para todos aquellos que tienen dólares. Consideramos que es un buen momento para comprar tierras”, señala. Para los más arriesgados , no en lo inmediato , pero quizás a mediano plazo, se puedan ver oportunidades en locales comerciales y oficinas principalmente en manos de inversores o empresas que les haya afectado mucho la crisis en su actividad, y necesiten liquidez para seguir operando”, señaló la especialista.

Finalmente, para quien esté pensando en invertir en el exterior, Jorge Kupferman, broker de Miami Life Realty, dice que las mejores oportunidades en Estados Unidos están en Baltimore, Filadelfia y Detroit. Ya que allí se accede a propiedades desde los US$50.000. Según este broker, la utilidad estimada en estas ciudades oscila entre 10 y 13% de rentabilidad anual en dólares. Lo que constrasta con Miami, donde la rentabilidad ronda alrededor del 6%. Más cerca, en Uruguay, “con una inversión en el orden de los US$ 80.000 se puede comprar apartamentos pequeños en Montevideo o en la zona de residentes permanentes en Punta del Este, pagando financiado para obtener una renta del 4,5% en dólares, agrega Gustavo Pereira, titular de la comercializadora uruguaya Amarras.

Turismo

Cualquier excedente en los ahorros puede destinarse a los viajes. Es otro modo de inversión en este contexto particular de la economía. En este rubro existe un amplio abanico de oportunidades, para quienes se animen a una compra en este contexto de restricciones. Por ejemplo, algunas compañías aéreas, están incentivando estos consumos, proponiendo que se pueda canjear el pasaje hasta 12 meses después de efectuada la compra. “En Despegar diseñamos opciones para que los argentinos, que ya están pensando en el día después de la pandemia, puedan volver a viajar con tranquilidad, y combinar tres aspectos fundamentales de ahora en adelante: buenos precios, flexibilidad en las reservaciones para poder hacer cambios de fechas si es necesario, y muchas cuotas para pagar”, dice Paula Cristi, gerente general de la agencia de viajes online para Argentina y Uruguay.

Desde AlMundo señalan que las búsquedas para el segundo semestre del año se componen en un 30% “para cabotaje” y el 70% restante para destinos en el exterior. “Notamos un mayor interés por productos con políticas flexibles”, destacó Erika Schamis, Head de Paquetes y Media de la compañía.

Autos 0km

En la industria automotriz hablan de un “veranito de ventas”. Aluden a la sorpresiva demanda de 0km a partir de las primeras medidas de flexibilización de la cuarentena, que permitió la reapertura gradual de los concesionarios, principalmente en el interior del país. “En los primeros días de mayo, proyectábamos un año castatrófico”, reconoció una fuente de Toyota. La tendencia cambió debido al “efecto dólar blue” y el reforzamiento del cepo cambiario, que impide volcar excedentes en pesos a la compra de divisas al precio oficial.

Vaya un ejemplo para observar el “abaratamiento” por el mayor poder de compra del dólar colchón. Un Toyota Hilux versión SRX 4×4 con caja automática costaba en agosto de 2019 US$34.000 (la camioneta salía en ese entoces $1.985.000 y el dólar blue estaba a $58). Con la brecha actual, el mismo modelo cotiza a US$25.000 (precio de lista $3.144.000 con el blue en $124). Lo que implica un “abaratamiento” de US$9.000 en menos de un año. Como en los anteriores cepos, los bienes durables constituyen un refugio para los ahorros.

El presidente de la ACARA, Ricardo Salomé, advirtió que “la demanda en los primeros días de junio se incrementó por encima del buen ritmo de los últimos días de mayo” y estimó cerrar el mes “con 30.000 patentamientos, algo impensado hace algunas semanas”. Al igual que en otros segmentos de bienes durables, la producción (bajo protocolos sanitarios) viene por detrás de la demanda. Al respecto, Salomé advirtió “que podemos tener problemas de disponibilidad de vehículos en julio y agosto por dificultades que ya existen en la reposición de los modelos más demandados y de los segmentos que son tope de gama”. Como la Hilux, la pick up de bandera de la japonesa Toyota.

En los cálculos habría que incluir las ofertas y los planes de financiación de las automotrices, todo como parte de un esquema para reactivar las ventas. Así las cosas y en números redondos, los precios de los automóviles 0km parten desde los $600.000 con descuentos y los precios de un auto mediano oscilan entre $1,5 millones a $2 millones, según la marca, todo sujeto a las promociones.

Motos y bicicletas

“La motocicleta es la hija menor de los autos”, comparó un empresario del sector de larga trayectoria, al referirse al pico de demanda de los últimos días. “La situación es atípica y nos sorprende a todos ya que para el perfil de cliente con dólares guardados le representa un ahorro del 30%”, graficó Víctor Pruvost, gerente de Ventas y Operaciones de Honda. Una estadística de la cámara de los concesionarios indica que entre enero y mayo las ventas cayeron 46,2% con respecto al mismo lapso del año pasado. Sin embargo, “el promedio diario de patentamientos de junio es un 83% superior al mes pasado, y con respecto al mismo mes de 2019 hay una caída solo del 12,3%”, indica el informe de ACARA-Motos.

También agregan que esto se debe a la apertura de los concesionarios en casi todo el país y al crecimiento de las ventas de las motocicletas de baja cilindrada, que representa más de la mitad del mercado. Igual, “una moto que el año pasado costaba US$1.000 hoy sale US$700, en promedio”, aclaró Pruvost. De todos modos, el alto ejecutivo señala que las unidades de alta gama, cuyos precios oscilan entre US$10.000 y US$40.000, “está sobredemandada”. “Como casi todos los bienes durables, las motos están en precios históricamente bajos medidos en dólares”, completó Carlos Movio, presidente de ACARA.

“La compra de una moto es una manera más económica de ahorrar en dólares. Especialmente en la alta gama, porque en vez de tener billetes tiene un producto de referencia y con alto valor de reventa”, interpretó Facundo Lippo, director comercial del grupo Iraola, dueño de varias marcas, entre ellas Corven, Mondial y Kawasaki. Un escalón por debajo se ubican las bicicletas. “Los precios parten desde los $20.000 y pueden llegar a $300.000. Algunos modelos pueden cotizar US$5.000 y hasta US$6.000”, dijo Esteban Freier, presidente de Commbi, la cámara que concentra a todas las empresas del sector: fabricantes, mayoristas y bicicleterías. Es un universo compuesto por muchas marcas nacionales y que acaba de incorporar la versión eléctrica y dos jugadores de peso: Newsan (Philco) y Motomel.

Electrodomésticos

La electrónica de consumo se divide en dos grandes categorias: línea blanca (lavarropas, cocinas y heladeras) y línea marrón (TV, celulares y laptops). El impacto del dólar blue, más precisamente “el dólar colchón” generó que gran parte del catálogo hoy tenga precios hasta un 50% más baratos que en Miami, el destino preferido de los argentinos para comprar tecnología.

“Comprar electrodomésticos es como comprar dólares baratos”, resumió Leonardo Jacobson, CEO del fabricante rosarino Liliana. Por la brecha entre tipos de cambio, el modelo top y más costoso de Samsung (Galaxy S20 Ultra) se vende en el país a US$ 1.000, muy por debajo de los US$ 1.259 que cotiza en los Estados Unidos, según datos de la consultora MRT (Market, Research & Technology). Y un mismo modelo de TV 4K de 55 pulgadas de Samsung vale US$ 450 en el país y US$700 en Miami. La brecha de precios con Chile es mucho más amplia. Eso ocurre porque el componente importado del ensamblado local (como las importaciones directas) se efectúan al dólar oficial ($71) y el poder de compra de los dólares ahorrados (blue a $124) aumentó considerablemente. “Además, se los puede comprar en cuotas con una tasa de interés muy baja (o nula en algunos casos) y por eso también es conveniente para el adelantar el consumo”, añade Federico Hellemeyer, presidente de la AFARTE.

Enrique Laffue, CEO de LG Argentina, produce lavarropas en la Argentina, pero “el 50% son componentes importados, que cotizan al dólar oficial. A esto se le suman costos locales, logísticos, mano de obra e impuestos”, dice. Eduardo Echavarría, analista de línea blanca de la consultora GfK, dice que en un contexto recesivo, el traslado a precios de las piezas importadas (compresores, circuitos y plaquetas) tampoco es inmediato. “Históricamente, el 70% de una devaluación llega a los precios, pero después de un tiempo. En el último salto del dólar, en 2019 después de las PASO, el impacto de corto plazo fue de 40%”, explicó, para graficar esta ventaja transitoria.

Fuente: Clarín